Una
isla en lo que naturaleza y el arte van de la mano, donde sus gentes
sienten y viven el compromiso y orgullo de pertenecer a ella, y la
comida sabe a mar y campo, una isla cuya esencia deja huella.
Bienvenidos al efecto Lanzarote.
La
conservación del patrimonio cultural está arraigada a la historia de
Lanzarote y sus gentes, y la convierten en un lugar que parezca
destinado para los sueños. En Lanzarote su estilo de vida se ha adaptado
a las condiciones volcánicas del terreno, y se ha sabido aprovechar las
posibilidades que los campos de ceniza tienen para la agricultura. Sus
viñedos emergen de grandes cráteres en la tierra y dan forma a un
característico paisaje lunar, que junto a sus volcanes y el mar,
atestiguan el profundo compromiso de la isla con unos códigos estrictos
de desarrollo medio ambiental.